Aún me parece que esta unión era innecesaria. Alejandra Guzmán es todo un suceso escénico. Apenas unos pasos de baile, su voz desgarradora y la inigualable energía que proyecta serán suficientes para derrotar el vacío de cualquier escenario.
Unir a Alejandra con otra cantante para muchos de nosotros ha sido catastrófico, pero la foto dejó de pertenecer a un drama para volverse reveladora:
Soberbia, miro a una Alejandra soberbia, tranquila, orgullosa. A su alrededor, el mundo parece alterarse con una fuerza amenazadora, pero ella permanece invulnerable.
La imagen me encanta, me fascina ver a una mujer a la que no le importa el movimiento; es notorio, el aire no le enmaraña el cabello y mucho menos el alma. No hay que aparentar ningún grito, ni excesiva fuerza. Su mirada sin tensión, discreta pero desmesuradamente enigmática se fija en lo alto. Un ligero movimiento de barbilla hacia el cielo la hace ver imponente, como si el mundo atrás se estremeciera y ella, Alejandra, permaneciera serena, segura de que nada ni nadie podría lastimarla. Su mano casi a la altura del corazón. Sin hacer demasiado, lo demuestra: Es la única, la Eternamente Bella, es Alejandra Guzmán.