Objetivo La Guzmán… La Historia
El sonido del teléfono conectándose a Internet ha quedado detenido en algún rincón de la casa de nuestros padres. Apenas cumpliríamos 20 años y teníamos unas enormes ganas por vivir. Mucho tiempo pensé que el ciberespacio nos había acercado, pero no fue así, nuestra pasión fue mayor que la distancia y sin buscarnos nos encontramos.
Yo visitaba todas las noches AlejandraGuzmánZone, una página que llamaba poderosamente mi atención. Ella, del otro lado de la computadora y del continente, ponía a prueba lo estudiado en su carrera. En ese espacio leí que un “alguien” desconocido describía la experiencia de estar en un concierto de Alejandra Guzmán. Miles de palabras tejían sensaciones que pude reconocer como mías y entonces, descubrí con un cierto temor que en un lugar de este universo, había una persona que sentía como yo.
No dude en firmar el libro de visitas y entusiasmada por la lectura escribí: “Creo que te llamas Katiuska. He leído cada una de las notas que escribes y quiero decirte que estoy asombrada, tú defines perfectamente lo que yo siento cuando veo a Alejandra Guzmán, pero no, no creo que tú seas la fan # 1, la fan # 1 soy yo”. Hoy, casi 20 después, supe que firmar aquel libro fue lo mejor que pude haber hecho.
Yo tenía enmarcado un autógrafo de La Guzmán, y en él estaba escrito, “Para mi fan # 1”, definitivamente ganaría –pensé– nadie ama en este mundo ni en ningún otro a Alejandra Guzmán tanto como yo. Sucede que a los casi 18 años todavía estamos infectados de ingenuidad y cruel egolatría, mi caso no fue la excepción.
Algunos días después, sin considerar una respuesta de AlejadraGuzmánZone, recibí dos correos. Uno, era un automático agradecimiento por la firma en el libro y otro; un correo de Katiuska Flores aceptando el reto.
El hecho me asombró, así que con aires de grandeza y convencida de mi triunfo empecé a escribir. Hablé de revistas, autógrafos, boletos de concierto y sobre todo, de mis siete años de fan. La obsesión de todo fan por ser el número uno me invadía.
Katiuska contestó y me contó una de las historias más grandes que jamás habría imaginado. Lo que ella había vivido por Alejandra Guzmán superaba cualquier anécdota, cualquier locura. No pude decir más. Acepté mi derrota, la llame Katty y a cambió empezó nuestra amistad.
Supe que era peruana, que entre sus planes estaba venir a México y que increíblemente había estado en más conciertos que yo. A veces hablábamos por el carísimo teléfono y otras ingresábamos a las antiguas páginas gratuitas a chatear. Hablar con un verdadero fan de Alejandra Guzmán siempre es un suceso extraordinario.
Un día me habló de un proyecto que en complicidad con María de Guatemala iniciarían. Sin tener mucha idea de lo que ocurriría, me enseñó algunos diseños, fotos, textos y como quien revela un secreto, me contó que planeaba hacer una página con un espacio propio y diseño profesional. Una semana después, María me había incluido en un correo colectivo que enviaba solicitando información para la nueva aventura. Supe que era la amiga de Katty, así que inmediatamente me uní a la causa. Le escribí adjuntando portadas de revistas, las carátulas de los discos de colección y toda la pasión que Alejandra Guzmán provocaba en mí. Desde ese momento, María se convirtió en mi gran amiga y con Katty a la cabeza, supe que objetivolaguzman también tenía corazón.
A principios de 1999 las páginas de Internet eran verdaderamente novedosas. No era común que contáramos con este sistema de comunicación a la mano. Nosotros estábamos acostumbrados al teléfono, a hablar a las estaciones de radio para pedir canciones, a no salir de casa por grabar los especiales de televisión, a guardar enormes videocintas, la relación con fans de otros estados (si es que los encontrábamos) era difícil y carísima y si Alejandra se presentaba en otro lugar que no fuera nuestra ciudad, teníamos que esperar a ver si días después, en algún puesto de revistas había un posible periódico que cubriera el evento. ¿Internet? Poco sabíamos de esas cosas, era más importante concentrarnos en pedir dinero a nuestros padres y estar preparados por si un anuncio callejero anunciaba que La Diva del Rock estaría en nuestra ciudad.
Poco a poco el proyecto avanzó. Algunas veces la madruga nos acompañaba y desde distintos puntos del universo, sin darnos cuenta nos habíamos convertido en diseñadores, fotógrafos, redactores, correctores de estilo y amigos, grandes amigos.
Katiuska diseñaba la página y a través de mensajes de correo sugeríamos entre todos algún cambio. La comunicación era difícil, pero nuestra pasión soportaba todo. Aún recuerdo días enteros en los que ella, María y yo seleccionábamos fotos e imágenes. A veces ganaba María, otras; yo, pero la mayoría de veces lo hacía ella. Entre risas, sugerencias y un montón de ilusiones nuestra página poco a poco era una realidad.
Elegir el nombre no fue fácil. A Katty se le ocurrió “Objetivo La Guzmán”. Quiero decir que a mí el nombre me resultaba algo complicado y serio. Fue muy difícil ponernos de acuerdo. María, Katiuska y yo dedicamos horas a pensar y la verdad es que no conseguíamos gran cambio. La futura editora lo decidió: Será la misma Alejandra Guzmán quien elija el nombre. Años más tarde le confesé a Katiuska que su idea me provocó una sarcástica sonrisa. No dije nada, pero creí que el proyecto la había enloquecido: “Preguntarle a Alejandra, sí claro”, pensé.
Semanas después, la Eternamente Bella estaría en Guatemala. Para los verdaderos fanáticos las distancias son tan relativas, según Katty, Alejandra estaría cerca de Perú y tenía que aprovechar que en Guatemala vivía su gran amiga. Prometió que al regresar me escribiría.
Las semanas siguientes se me hicieron eternas, yo quería saber qué pasaría con ese encuentro, aunque por dentro, sabía muy bien la complejidad que implica acercarse a Alejandra Guzmán. Definitivamente, yo no tenía la certeza de que ocurriera ese anhelado encuentro.
Pasaron más de 20 días y al fin, un jueves por la noche mi bandeja de entrada en letras azules anunciaba que tenía un correo de Katiuska.
No terminé de leer la reseña, la curiosidad me venció cuando vi que una foto estaba adjunta. Con un latido inmenso descubrí que era verdad, ¡Katty había hablado con Alejandra Guzmán!, una foto lo constataba y en una especie de postdata escribió: “A Alejandra le gustó el nombre, la página se llamará objetivolaguzman”. No volví a opinar nada al respecto.
En abril del 2001 apareció por primera vez www.objetivolaguzman.com No había demasiada claridad en lo que buscábamos, sólo compartíamos un mismo sentimiento, nuestra pasión nos había unido en un proyecto que era el resultado de nuestro amor por Alejandra Guzmán y… y nada más. Sé que ninguno de nosotros lo imaginó, pero poco a poco fans de Costa Rica, Estados Unidos, España, Colombia, Perú y por supuesto México, empezamos a conocernos.
La tecnología cambiaba y nuestra manera de relacionarnos también. Ya no eran correos electrónicos, ahora era Messenger y sentimos que los sistemas estaban de nuestro lado. Tardes y noches enteras nos reuníamos para platicar; y cada vez éramos más, más fans, más amigos. Nuestro objetivo era La Guzmán, siempre La Guzmán.
La experiencia en los conciertos empezó a ser distinta. Sin preverlo, necesitábamos algo, algo que nos identificara y Katiuska diseñó las inconfundibles playeras negras con los enormes ojos de La Guzmán.
Uno de los momentos más emotivos que vivimos fue el Auditorio del 2002. Posiblemente la primera vez en que decidimos encontrarnos todos juntos en la fuente del recinto. Era fácil reconocernos; nuestra expresiva mirada y nuestra playera rápidamente nos delatarían.
Sin imaginarlo, objetivolaguzman había creado un modo de vivir nuestro fanatismo. Ya no estábamos solos, había muchos que como nosotros estaban contagiados de amor por La Guzmán. La página se había convertido en nuestro punto de reunión. No olvido esas noches en las que compartíamos fotos exclusivas, fotos nuestras, de los fans y eso poco a poco hacía que cada concierto, cada anécdota, cada disco tuviera una fuerza especial. Y sabíamos que Alejandra estaría en Monterrey y en San Luis Potosí y en Tlaxcala y en Puebla y siempre había uno de nosotros que regresaría a contarnos, que escribiría su reseña y nos haría parte de su vivencia.
La página y el tiempo cambiaba. Ahora teníamos un foro, secciones con historias y cientos de anécdotas. Algunos días se organizaban chats; otros intercambiábamos imágenes, y poco nos importaba que nuestros programas tardaran años en enviarlas, al final siempre faltaba tiempo si era ella, La Guzmán, el centro de nuestra conversación, de nuestra vida.
A principios del 2003 Alejandra Guzmán mencionó por primera vez Objetivo La Guzmán. Todavía recuerdo que esa noche las ventanas del Messenger con su singular zumbido constantemente se abrían con la misma pregunta “¿viste que Alejandra nos nombró?”. Era evidente nuestra felicidad; entonces, supimos que nuestro proyecto tenía un verdadero sentido.
Objetivolaguzman era visitado diariamente por fans de todo el mundo y notamos, con un cierto sentimiento de tristeza, que la mayoría de ellos nunca habían tenido ni siquiera la oportunidad de ir a un concierto, de estar cerca y menos, mucho menos de hablarle.
Motivados por nuestra fe, decidimos proponer un chat con Alejandra Guzmán y sus fans a través de nuestro espacio. La propuesta, enviada a la oficina de Alejandra Guzmán con copia a su representante, tenía un cierto aire de locura, pero no dejaba de ser un intento. Y así, en octubre del 2003, Alejandra Guzmán bajó de la cumbre y recibió en su oficina a nuestro equipo, a objetivolaguzman. Increíblemente, porque aún me parece un hecho surrealista, ella aceptó sin cobrar un solo peso, hablar con sus seguidores.