Alejandra sí es profeta en su tierra
Alejandra sí es profeta en su tierra
20 años de Alejandra Guzmán
Por: Staff Objetivolaguzman
Publicado: 2010
Y la noche también se había preparado. Poco a poco íbamos llegando todos al Palacio. Afuera, junto con el clima cálido de ese 22 de mayo, las playeras, las tazas, gorras y chamarras de La Guzmán, anunciaban que el evento iniciaría. Era temprano aún. Faltaban dos horas y algunos previsores ya habían llegado. Era el momento ideal para preguntar por el precio de un souvenir, o hacer una llamada telefónica o incluso fumar un cigarro. Todo parecía listo, sólo faltaba esperar…
El estacionamiento se llenaba poco a poco. Era notorio ver cómo la mirada de los fanáticos cuando bajaban de sus autos o llegaban al recinto, se convertía en asombro por la majestuosidad que representaba aquel lugar; era enorme como la ocasión.
La oscuridad del día parecía asomar su mirada para presenciar el evento. El sábado se obscurecía y la hora del festejo se acercaba. Dentro del Palacio la venta de cerveza, botanas y pizzas no cesaba y al fin el escenario se asomaba… ¡Qué emoción para todos los que lo vimos! El murmullo impaciente del público era el fiel testigo de que el concierto prometía ser una verdadera fiesta.
20 años con Alejandra Guzmán era un agasajo para todos. Cerca de 14 mil personas la esperábamos. Había invitados, reporteros, la familia de nuestra artista, los curiosos que iban por primera vez a un concierto, los que acompañaba y como siempre nosotros, los absolutos fanáticos Sí, los de siempre. Los que buscaron el mejor lugar, los que viajaron de estado a estado , los que una noche no durmieron pensando en lo que representaba no sólo para su estrella, sino para ellos mismos el evento, los que festejaban…
La luz desaparecía y la cuenta, verdaderamente la cuenta regresiva prometía develarnos a nuestra cantante, la festejada de la noche.
Cinco, cuatro, tres, dos uno… ¡Y la euforia fue inmensa! La luz alumbro el espacio que minuto a minuto fue quedando vacío par dar muestra a la Reina, sí, la Reina del Palacio de los Deportes. Alejandra Guzmán estaba en el escenario.
Un vestido gris y un penacho engalanaban la presencia de la figura de la noche. “No me llamas más y te nublas en un pensamiento…” La voz de La Guzmán irrumpió la espera de la noche y alrededor de 28 mil manos reconocieron a través del aplauso la trayectoria de la Diva del Rock.
La celebración iniciaba e inmediatamente después el ruido y la algarabía de los presentes denunciaron alegría. Los aplausos eran interminables, el palacio estaba de pie reconociendo a su Reina. Apenas terminaba la primera canción cuando como en un tren del tiempo todos retrocedimos a esos momentos, casi 20 años atrás cuando “Un grito en la noche” recién formaba parte del repertorio exitoso de La Guzmán. Fue la segunda interpretación de la noche.
Míralo, mírala nos siguió llevando por ese paisaje de recuerdos, mientras notábamos que el mágico estilo de Alejandra que por tanto y tanto tiempo nos ha cautivado no ha cambiado aún.
Y después de aquel primer viaje por el tiempo, nos situamos en el presente para escuchar ¿Por qué no estás aquí? Y entonces Alejandra supo que como siempre podía hacer lo que se le diera la gana, el festejo, el éxito y el público le pertenecían sólo a ella, a ella y a nadie más.
Y la noche y los miles de recuerdos de nuestra artista y de cada fanático iluminaron el escenario y la memoria de todos aquellos que en cada canción tenían tanto que contar. Toda la mitad, diablo, ven, guerra fría, loca, pasa la vida, eternamente bella, vibraron la estructura del Palacio y de cada corazón que se dio cita en aquel lugar.
Al entonar La ciudad ardió, Alejandra despareció de escena, en su lugar, las pantallas gigantes trasmitían imágenes que le pertenecían a ella, imágenes con las que tanto identificamos a la estrella de la noche; y su voz, su singular y desgarradora voz se escuchó entre tantos gritos de alboroto y pasión que no dejaron lugar al silencio.
En todo el espacio las palabras de Alejandra navegaron hasta situarse en los corazones presentes y un “gracias” seguido del eco que resonó en el tiempo y en el espacio, nos transmitió una sensación de triunfo. “Gracias por tantos sueños realizados”, se escucho en la atmósfera y aunque Alejandra no estuviera presente, su voz nos confirmaba que también cada fanático era responsable de aquella realidad que era tan parecida a la conquista y la victoria.
El evento estuvo lleno de recuerdos, de bailarines, de producción, hielo seco y papeles que gritaban que eran 20 años y que todos éramos parte de esa fiesta.
Sin duda, la canción más cantada fue Hacer el amor con otro, la penúltima interpretación de la noche. Las voces unidas fueron impresionantes, más de 10 mil gargantas acompañaron a La Guzmán, el coro era sensiblemente imponente. Era la magia de Alejandra lo que lo hizo posible. Más de 10 voces festejábamos que Alejandra estaba viva, que estaba de pie y que cantaba junto a su público. Canutábamos todos porque la ocasión era una gran ocasión.
El concierto terminó, no así en la memoria de la gente que lo vivió se repite una y otra vez. El espectáculo terminó… Los 20 años de La Guzmán en México había sido posible. Ella era Profeta en su tierra. Artista de México.
Veinte años, ¿cuántas cosas ocurren en 20 años?
En realidad estos 20 años de festejo, de risas, de llanto, de ansiedad, de espera, nos llevaron a creer en Alejandra, a saber que la eternidad puede ser de este mundo y que en esa noche, le perteneció a ella.
No sólo hay felicitaciones para nuestra artista, también hay felicitaciones para cada uno de ustedes, los incondicionales, los locos, los fanáticos, los que sienten, los que no se cansan, a los que nunca les parece poco ni repetitivo nada y son capaces de vibrar una y otra vez con la voz de La Guzmán, los que han descubierto en su mirada eso que sólo ustedes reconocen y aman tanto. A tantos leales seguidores felicidades también.
Con toda mi admiración y respeto, para quienes hicieron posible que esa voz desgarradora y la avasalladora presencia de Alejandra pudiera permanecer todo este tiempo. Sé que esto: Sólo es el principio…
Y lo demás… lo demás es silencio.