Ese miércoles, el del Primera Fila, fue uno de los mejores días de mis más de 25 años de fan. Estábamos todos, unidos, contentos, como pocas veces nos hemos visto. Ella, nuestra Eternamente Alejandra, después de enfrentar numerosas operaciones, dolor y angustia, regresaba a grabar un disco. Nosotros, “los incondicionales” sólo esperábamos decirle cuánto la amamos.
Los nervios revueltos con emoción se respiraban en todo momento. En ella, provocaban una inquieta alegría combinada con la responsabilidad de crear un verdadero suceso. En nosotros; el impulso por quererla más.
Todavía, con una gran emoción, recuerdo ese instante, en el que aún sin luz pudimos escuchar su voz, ese increíble fragmento de tiempo en el que supimos que estaba a punto de subir al escenario y cuando sin cantar, sin verla, ya la habíamos reconocido. Nos habían dicho que no aplaudiéramos, que estuviéramos en silencio, que la grabación iniciaba y que sólo hasta que estuviera en el escenario demostráramos cuánto la amamos . ¿Lo recuerdan? No pudimos. El corazón nos ordenó otra cosa y de sólo pensar que estábamos a punto de mirarla, la calma desapareció.
Hubo tanta complicidad durante toda la noche. Ídolo e idolatras cantamos, aplaudimos, gritamos, ensayamos coros, reímos y volvimos a cantar. Todo fue mágico, incluso, la playera negra de ObjetivoLaGuzmán. Sí, por primera vez y con orgullo la usé. Con ella puesta entendí que los fans, los verdaderos, no sólo admiramos, también queremos, amamos a La Guzmán, y ese “pequeño” detalle (y nuestra playera) nos hace distintos…
Hoy, cuatro años después, no dejaré de agradecer a todos lo que hicieron grande a este grupo, a los que conocí, a los reencontré, a los que no se “rajan” y siguen aquí y a los que no estuvieron físicamente, pero que a través del teléfono vivieron la pasión y el compromiso de ser un fan.
¡Gracias a todos los que están en ese y toda Primera Fila! ¡Viva Alejandra Guzmán!
¿Quién estuvo ahí?